Sin tetas no hay paraíso – Gustavo Bolívar

La explotación de las tetas

Por John Jairo Sarabia Trigos

BOLÍVAR MORENO, Gustavo. Sin tetas no hay paraíso. Sexta edición. Bogotá: Quintero Editores. 222 p.

Parte de una realidad perturbadora: una niña con menos de quince años es rechazada sexualmente por un capo que le podría cambiar su vida de un dolarazo; sus medios actuales de superación (escuela, trabajo) son trasladados a las tetas asiliconadas; la odisea en busca de unas constituye la primera novela de Gustavo Bolívar*: una exposición del materialismo contemporáneo y la atracción creciente hacia las máscaras, a ocultarnos tras el muro físico.

No es la primera vez que una novela –a la de Bolívar se le reconoce ambiguamente dentro de un género al que le llaman realismo trágico – maneja el tema de los senos, pues su influencia es antigua. Sigmund Freud en El esclarecimiento sexual del niño (1907) había resaltado la importancia de los senos como primer objeto de seducción; Jean-Jacques Rousseau en su libro El Emilio habla sobre el retorno a la naturaleza haciendo especial énfasis en la lactancia; viajando un poco más al pasado y refiriéndonos al destino fatal en que se embarca la protagonista, se puede decir que la búsqueda de las tetas la llevó por sendas pecaminosas, tal como lo expone el profeta Ezequiel cuando describe a las ciudades de Jerusalén y Samaria como unas “rameras de pechos pecaminosos”; Shakespeare crea el personaje de Lady Macbeth como un monstruo de “pechos perversos”; y así sucesivamente. Puede ser la primera que se trate el gusto de los mafiosos por los senos grandes, pero como ha quedado demostrado, no nos invita a otros mundos o temas diferentes: en el 2005 cuando Quintero Editores sacó la sexta edición y estaba de moda el libro por la serie trasmitida por televisión, el cineasta Kaushik Ganguly sacó su segunda película, “Shunyo E`Buke” (Lienzo vacío), donde expone el juzgamiento machista de la mujer por medio de su escote.

Hasta el 2006 Bolívar ha publicado tres libros, escrito más de 1400 guiones (recordemos Pandillas, Guerra y Paz ) para televisión, cine, documentales y teatro, además de haber estado nominado a varios premios; pero en su incursión a la narrativa falló. Sin tetas no hay paraíso no reinventa la realidad, tampoco es un extraordinario experimento, ni recoge pruebas de algún caso fuera de la noticia común de todos los días, pero, eso sí, la idea se ha vendido como el arroz, la sexta edición del libro y el rating de la serie televisiva responde la duda de muchos: si el título sirve más para vender que para otra cosa.

Cualquier género narrativo suele embarcarnos en el mundo y la personalidad de los personajes, y más si es una novela, pero es éste un best seller criollo donde el arte del guión prima sobre el narrativo, los personajes son planos, tanto, que Albeiro podría ser perfectamente Bayron, o Catalina, Paola, pues todos hablan igual, se mueven igual, no hay elementos de personalidad que los caractericen como seres ficticios independientes; son “cero creíbles”. Gustavo Bolívar repite una y otra vez descripciones físicas aburridoras como sí él tampoco estuviera convencido de sus creaciones. El narrador, por ejemplo, cuando en el capítulo trece revela que es un político corrupto, pocos se lo creen, más si trata de hacerse el malvado cuando ha sentido tanta compasión con los otros personajes.

Espacios: Pereira y Bogotá. En el libro, ¿cómo diferenciarlos? Son pocos los elementos de referencia que puedan ubicarnos en uno y otro: todos vacíos, sin calles, sin estatuas. Así, perfectamente Pereira podría transformarse en Bogotá.

Existe un tiempo cronológico, un tiempo acompañado por subtítulos en el cual avanza y se desarrolla la trama, evolucionan los sucesos; hay un inicio, desarrollo y final indesligables, temporales, pese a que en algunas ocasiones se ingresa en lo atemporal cuando restos de un capítulo se encuentran dispersos en otros.

Finalmente, y ampliando un poco el final del párrafo tres de esta crítica, desde la antigüedad ha existido una represión sexual, siendo la iglesia la mayor represora. Con la aparente liberalización actual, la gente busca mecanismos para descargar energías, una válvula de escape a toda esa represión. En la misma línea, los medios, los dueños de los medios, conocen y hacen explotación de dicha represión emitiendo cada día material exclusivamente sexual desligándose de las tramas principales. Desde la portada de esta novela se sigue el mismo esquema: una mujer desnuda que no deja ver sus partes íntimas, un título sexual y… definitivamente funcionó. Con la serie muchos han pedido, con la posibilidad de una segunda parte, que se resalte el contenido del mensaje en lugar de las tetas que tanto entretienen pero nada enseñan. De enseñar, recordemos que estuvimos pegamos a la de nuestra madre un buen tiempo. Las conocemos perfectamente.

Bibliografía

-MONROY, Luz Martha. Canal Caracol pierde al principal guionista de la serie “Sin tetas no hay paraíso”. Diario El Tiempo, 6 de septiembre de 2006.

– Sin tetas no hay historia. Diario El Colombiano, 17 de septiembre de 2006.

-YALOM, Marilyn. Historia del pecho . Editorial Tusquets, 1997. Colección Los 5 Sentidos.

-LAVERDE PALMA, Juan David. El miércoles se organizó en Pereira una marcha para protestar por el seriado ‘Yo puse a leer a Colombia’ . Diario El Espectador, 3 de septiembre de 2006.

– ‘Sin tetas no hay paraíso’: el infierno de la silicona . Entrevista de la revista ESKAPE a Gustavo Bolívar, 2005.

Web

http://www.e-libro.net; http://www.calibuenanota.com; http://www.eltercernombre.com; http://www.forum.com.co; memoriales.info; http://www.canalcaracol.com; http://www.eldiario.com; http://www.lacoctelera.com; http://www.rebelion.org; http://www.lanacionlatina.com.